Aljo Beran

Aljo Beran (Cracovia, 1907 - Olomouc, 1990) es uno de los pintores checos más destacados del siglo XX. Perteneció a la vanguardia pictórica checa de la primera mitad del pasado siglo y bebió de los principales referentes culturales de su tiempo. Su obra es fruto de una combinación de estudio teórico y praxis reflexiva. No en vano alternó la enseñanza académica, desde su Cátedra de Didáctica del Dibujo en la Universidad Palackého de Olomouc, con una producción pictórica de temática variada aunque bien definida a lo largo de las etapas que jalonan una dilatada trayectoria de sesenta años dedicados al arte.

El nacimiento de Aljo Beran en Cracovia fue un acontecimiento circunstancial. Su padre era oficial del ejército imperial y, por entonces, estaba destinado en dicha ciudad. Sin embargo, su verdadera referencia, donde se encuentran las raíces de su familia, es Olomouc, cuidad ubicada en el centro de la región checa de Moravia. En Olomouc el pintor vivirá más de cincuenta años: allí ejercerá el magisterio, encontrará una parte importante de sus temas y será públicamente reconocido.

Beran fue un pintor muy prolífico y exhibió su obra en casi 300 exposiciones, de las cuales más de medio centenar fueron individuales. También ha sido un pintor muy influyente pues no en vano hasta 1990 -año de su muerte- se habían publicado, sin contar los catálogos de exposiciones, más de un centenar trabajos (artículos especializados o reseñas divulgativas) sobre su figura y obra. Además, gran parte de los pintores moravos de la segunda mitad del siglo XX se cuentan entre sus discípulos.

Desde su muerte se han celebrado cerca de 20 exposiciones póstumas que han versado sobre temáticas concretas de su pintura -la denominada pintura íntima, la obra gráfica o los lienzos dedicados al tema marino- o bien se han diseñado como antologías que resumen una obra acabada, cerrada y coherente. De igual forma, desde 1990 se reseñan más de una decena los artículos publicados sobre su pintura, así como una monografía que puede considerarse el manual de referencia sobre el pintor: Beranová, V. (2000): Aljo Beran, Chagall, Ostrava (Rep. Checa).

Coincidiendo con el centenario de su nacimiento, en 2007 se ha iniciado una exposición itinerante sobre su obra que tiene previstas paradas en las ciudades más importantes de la República Checa.

Las claves para comprender la pintura de Aljo Beran

La vida de Aljo Beran recorre prácticamente todo el siglo XX. Es por ello, que las circunstancias histórico-políticas de la pasada centuria -algunas de ellas de funesto recuerdo para el pueblo checoslovaco- marcarán una parte de su pintura.

Posiblemente la muestra más fehaciente de cómo su obra es reflejo de los hechos históricos es la pintura de los años de la ocupación alemana de Checoslovaquia. De igual modo parte de su producción ha estado condicionada por la labor de reconstrucción del país en los años postbélicos.

Por otro lado, el arte de Beran también es consecuencia de sus propios avatares personales. En este caso, los trabajos inspirados en su mujer y, al tiempo, musa o los lienzos dedicados a la ciudad de Olomouc son aspectos importantes de su vida personal que se plasmarán en su trabajo artístico.

Este escrito defiende que las diferentes etapas de la pintura de Beran muestran un común denominador: su arte es inseparable, tanto de los acontecimientos políticos que lo rodean, como de los momentos personales de su propia historia vital.

Por ello, el escrito se organiza como un recorrido biográfico donde el devenir cotidiano y sus pensamientos personales se mezclan y entrecruzan con planos históricos sociales y políticos. Ambos ingredientes son claves indispensables para comprender la pintura su producción artística.

La vanguardia checa de la primera mitad del siglo XX.

Aljo Beran estudió Arquitectura en la Universidad de Brno y, más tarde, Bellas Artes en la Universidad Carlos IV de Praga. En aquella época, mediados los años 20, Praga vive momentos de efervescencia política y social, pues no en vano el Estado Checoslovaco acababa de nacer después de la desmembración del Imperio Austro-Húngaro a final de la primera gran guerra.

Beran participó activamente en movimientos sociales de carácter progresista nacidos al calor de la I República de T. G. Masaryk. Junto con sus compañeros de estudios formó una generación de artistas muy significativa. Entre ellos destacan, por ejemplo, el pintor Antonín Strnadel o Jiri Trnka, mundialmente conocido autor de las películas de animación. Esta generación nacida en primer decenio del siglo XX, entrará con toda su pujanza y vigor en la vida artística checa de a partir de la década los años 30.

Es una generación inspirada e instruida por la vanguardia europea de su tiempo. Desde los constructivistas rusos, como por ejemplo Tatlin o Malevic, pasando por el expresionismo alemán más dramático de Max Beckman, hasta fauvismo afectivo de Henry Mattis, o el lirismo eslavo de Marc Chagall. Una experimentación que desemboca en la abstracción, que se puede encontrar, ante todo, en Pablo Picasso y, en su forma más extrema, en Vasil Kandinski. Todas estas claves pueden identificarse en su producción.

Con todo, quizá lo más peculiar de la generación de artistas checos de la primera mitad del XX fue no alcanzar definitivamente el cubismo. Probablemente, como apunta Beranová (2000), fuese debido a que el arte checo vivió su época cubista con la generación anterior. Por ejemplo, la pintura de Bohumil Kubišta, desaparecido prematuramente en el año 1918, ya era esencialmente cubista.

Los primeros años (hasta 1942)

Los primeros trabajos de Aljo Beran estarán centrados en la ilustración y la maquetación. Junto con su hermano, Čeněk Beran, emprende un negocio editorial donde publicarán la obra de jóvenes e incipientes poetas y novelistas checos. Algunos de estos jóvenes escritores, como por ejemplo Kožík o Nechvátal, se convertirán años más tarde en figuras de la narrativa checoslovaca.

En los primeros años de su obra ya están fijados dos temas que recorrerán la pintura de Aljo Beran: por un lado, el mar y, por otro, los amantes en general y a la belleza femenina en particular.

Aljo Beran fue un hombre de tierra de secano enamorado de la mar. La temática marina es un transversal presente en todos los periodos de su creación: desde los primeros viajes como estudiante de artes, hasta su plenitud madura en el mediterráneo español. Y es que su pasión por el mar le llevó a perseguirlo y a recorrer toda Europa: el caluroso Adriático y el gélido Báltico; la arisca costa de Bretaña y la romántica costa Catalana, así como diversas litorales del Mar Negro.

Durante esta década Beran realizará los primeros viajes con objeto de pintar los diferentes mares europeos. Es en esta época donde definitivamente quedará impresionado por la belleza y la fuerza oceánica, y en la que plasmará las playas croatas y adriáticas y los acantilados de la Bretaña francesa.

La producción de estos primeros años presenta claras influencias de la vanguardia modernista europea. Son obras realizadas "al aire libre", paisajes naturales pintados con tonos claros: emplea una gama luminosa (azules y blancos) y reserva los dorados para destacar el calor solar. En general, la técnica es ligera y suelta y la pincelada corta. Además, los temas seleccionados: marinas, acantilados, playas o parejas de amantes nada tienen que ver con los contenidos grandilocuentes de la pintura burguesa.

En la década de los 30 Beran viajará todos los años a Francia. El objetivo de estos viajes era doble: por un lado, pintar el mar y la costa de Bretaña y, por otro, visitar París, donde entrará en contacto con la pintura de las figuras modernistas del momento -Miró, Picasso, etc.- que serán influencias claras en su obra posterior. Seguramente de esta época parisina nace su amistad con el español Oscar Domínguez, el cual unos años más tarde visitará Checoslovaquia teniendo a Beran como acompañante habitual en su viaje por tierras eslavas[1].

En su pintura de juventud ya aparecen los primeros trabajos centrados en las parejas de enamorados, otro tema recurrente en su producción pictórica. El esquema compositivo es claro: si bien se trata de una pareja el hombre siempre está detrás o se sitúa en alguno de los márgenes del lienzo. La mujer, en cambio, se encuentra en primer plano y ocupa el lugar central dentro del lienzo.

Con esta organización de los personajes Beran busca resaltar el ideal femenino: son mujeres de grandes y expresivos ojos azules; finas y sensuales, aunque no exentas de fortaleza como corresponde al ideal de belleza eslavo. Son, por otra parte, composiciones cargadas de lirismo. Un lirismo que, por razón de los dramáticos acontecimientos personales que estarán por venir, sólo volverá a plasmarse en su pintura en la última etapa de su obra.

Después de terminar su periodo de formación, en 1935 Beran vuelve a la ciudad de sus antepasados, Olomouc. Es contratado como profesor de dibujo en un Gymnasium[2] de la cuidad, pero en marzo de 1939, en señal de protesta por la invasión alemana de Checoslovaquia, abandona las aulas para centrarse en la pintura.


Alterna la carrera de incipiente pintor con trabajos como dibujante para algunas editoriales especializadas en la narrativa y la poesía. En estos trabajos se encargará tanto de realizar las ilustraciones como del diseño de las portadas. En esta etapa de profesional liberal firma como ilustrador en más de medio centenar de obras literarias.

En esos mismos años funda y lidera durante más de una década "el grupo de artistas de Olomouc". Este grupo puede interpretarse con las mismas claves de otros grupos de la vanguardia europea. Se trata de una manera nueva de entender las relaciones entre los propios artistas, los cuales, bajo determinadas circunstancias, se asocian y se constituyen como grupos conscientes y coherentes. En las reuniones y tertulias del grupo surge una voluntad colectiva y sus miembros toman conciencia de sus afinidades.

El grupo de Olomouc expuso su obra por toda Checoslovaquia, destacando el éxito cosechado en la exposición colectiva realizada en la galería Topič de Praga. De igual modo el grupo realizaró presentaciones colectivas en la gran sala de exposiciones que el magnate del calzado Bata levantó en la ciudad de Zlín. Esta misma galería también organizará exposiciones individuales de Aljo Beran.

Ideológicamente los artistas e intelectuales del grupo de Olomouc eran progresistas y, por ello, siguieron con preocupación el golpe militar y posterior guerra civil en España. Si bien aquella era una época donde los medios de comunicación y las relaciones internacionales dificultaban el acopio de información sobre la situación española, Beranová (2000) indica que la guerra española ya influyó en el tratamiento de los temas en Berán.

Con todo, la II Guerra Mundial y, en concreto, la invasión nazi de Checoslovaquia tendrá un impacto decisivo en la pintura de Berán. La experiencia bélica se reflejará en la pintura de Beran en dos sentidos. Por un lado, creando nuevos personajes vinculados al sufrimiento humano y, por otro, mutando el enfoque con el que trata temáticas anteriormente desarrolladas como son las parejas de amantes.

Durante los años de ocupación los miembros del grupo de artistas de Olomouc fueron activistas contra el invasor nazi. En el año 1942, durante el protectorado de Heidrich su hermano, Čeněk Beran -miembro del grupo- es arrestado, torturado y asesinado por la GESTAPO en una cárcel checa. Deja su muerte un huérfano de 4 años.

Son tiempos de desazón, que se plasman en la pintura de Beran. El dolor de su cuñada unido a los horrores de la guerra crean un nuevo personaje en el universo pictórico de Aljo Beran: la madre aterrada.

Mujeres de caras demacradas o expresiones desencajadas que huyen entre alambradas y ciudades ardiendo con su pequeño vástago, a veces inerte, en brazos. Es una pintura tétrica donde las mujeres reflejan incredulidad y desesperación ante la sinrazón de la guerra. Las madres aterradas son composiciones negras, donde el rojo, que representa el fuego destructor, sólo añade un punto histriónico. Los trazos se vuelven más gruesos al nacer de una pincelada rabiosa.

En los años de la guerra Beran ensaya otro personaje nuevo: el Cristo Doloso. Seguramente es el personaje que mejor refleja la barbarie humana. Se trata de un Jesucristo de perfiles angulosos y expresión abatida y angustiada.

Durante los años de la ocupación alemana de Checoslovaquia las parejas de amantes pierden su lirismo inicial para tornarse más serias, graves y trágicas.

En estas composiciones los enamorados no muestran posturas galantes o despreocupadas de los primeros años. Al contrario, las imágenes muestran novios que se despiden, parejas llorosas y compungidas, abrazándose con desesperanza.

La paleta de colores en las parejas de enamorados de la época bélica se reduce al azul y, como mucho, al resto de colores fríos, lo que refuerza la sensación de desamparo. El amarillo que en la década anterior representaba la luz del sol desaparece completamente para crear espacios más angostos y cerrados.

La pintura del periodo bélico presenta rasgos típicos de expresionismo alemán más amargo. Son imágenes de soledad y miseria humana en un mundo que ha perdido sus objetivos. Frente a la "objetividad" de los temas marinos, aparece la "subjetividad" del dolor, al que se une un tratamiento violento de la hora de aplicar la pasta pictórica sobre el cuadro.

Con todo, el año 1942 no trajo sólo malas noticias a la vida de Beran. En esa fecha, cuando el pintor contaba 35 años, se casa con Vera Kryschkova, una concertista de piano 11 años más joven. La ceremonia civil en el Ayuntamiento de Olomouc se celebra en la más estricta intimidad por razón del luto por el hermano recientemente desaparecido.

Vera fue su gran amor y durante toda su vida también será su musa privada a la que dedicará decenas de cuadros. Muchos de ellos reflejan su faceta profesional: Vera sentada al piano en el amplio apartamento del centro de Olomouc donde compartieron su vida.

Durante toda la década de los 40 Beran realizó decenas de composiciones, la gran mayoría obra gráfica, donde el único motivo era el cuerpo desnudo de su joven esposa. Es fácil imaginar la pareja en su intimidad: ella interpretándole canciones de amor, él pintándola en la plenitud de su juventud, ambos amándose.

Fue, en todo caso, una hemorragia de sentimientos y sensaciones privadas: la serie de desnudos de Vera no fue descubierta hasta después de la muerte del pintor. Por ello, hubieron de pasar más de cincuenta años desde que Vera posara desnuda para su marido hasta que, a partir de 1994, la instalación "Beran Íntimo" recorra, con gran éxito de crítica, varias ciudades checas entre las que no podían faltar Olomouc y Praga.

En esta primera época Aljo Beran pintó dos cuadros que merecen un comentario particular. Uno de ellos, realizado en 1936, tiene por título Haná[3]. Se trata de trabajo peculiar, algo nuevo en la pintura de Beran que nunca más volverá a ensayar. Hana es una obra alegórica donde un motivo figurativo -en este caso el desnudo femenino- sirve de pretexto para resaltar la fertilidad y belleza de la campiña morava. La obra fue presentada públicamente en 1937 y originó cierta controversia. La crítica más feroz alegó dudosa oportunidad y escaso gusto al tratar el tema, llegando a calificarla impúdica. En definitiva, algunos críticos no entendieron el motivo alegórico y sólo vieron el cuerpo generoso de una mujer, que lascivamente descubría sus redondeces mientras retozaba sobre el trigo aún no recogido.

Sea como fuera Hana nació siendo un cuadro controvertido y quizá por ese signo tuvo -como ocurre a veces cuando el arte se convierte en objeto de culto- su historia de intrigas y manejos. Originalmente la obra fue comprada por una empresa azucarera pero al final de la guerra el cuadro había desaparecido. Beran denunció el hecho y las pesquisas policiales terminaron por encontrar el lienzo en una casa particular. Entonces se inició un proceso judicial para determinar la legitimidad de la propiedad. El Museo de Arte Moderno de Olomouc medio en la disputa y el tribunal falló a favor de que el cuadro quedara bajo la custodia del museo, que desde entonces y hasta la fecha lo incluye dentro de su colección permanente.

El segundo cuadro singular de esta primera etapa es Homenaje al radiólogo. Esta obra, de 1942, es otro ejemplo de cómo el devenir histórico y las circunstancias personales vuelven a fundirse en la pintura de Beran. La obra puede considerarse como un alegato contra la violencia represiva.

Dentro del círculo de amistades de Beran se encontraba el Dr. Taichman, un radiólogo Olomouc. Taichman era judío así que, iniciada la guerra, fue deportado a un campo de concentración. Homenaje al radiólogo nace por un doble motivo: pervivir el recuerdo del amigo perdido y denunciar la injusticia humana que permite que un profesional competente que se dedicada a ayudar a sus semejantes sea privado de sus más elementales derechos.

Con todo Homenaje al radiólogo no debe destacarse sólo por las circunstancias en que fue pintado. Existen al menos dos argumentos de carácter técnico que justifican la reseña. En primer lugar se encuentra la novedad de la temática elegida: el trabajo cotidiano de un médico especialista, manipulando aparatos tecnológicamente avanzados no era precisamente un motivo habitual en la pintura centroeuropea de la época. En segundo lugar es necesario destacar que la obra recrea un cuarto oscuro, por lo que imperan los cobaltos y otras tonalidades azules, y donde la única fuente de luz posible proviene del haz de rayos-X proyectado sobre el tórax de la paciente.

[1] En 1946 Domínguez realiza una serie de exposiciones en Praga, Olomouc y Bratislava. Por su amistad, Beran y su mujer le acompañarán durante su estancia en Checoslovaquia. La constancia de esta relación se puede comprobar en un grabado que el propio Domínguez dedica "a sus amigos de Olomouc" y que pertenece a la colección privada de Bera Beranova.

[2] En el sistema educativo checo el Gymnasium sería el equivalente a un Instituto de Enseñanza Secundaria español. Sin embargo, esta equivalencia no es exacta debido a que el sistema educativo checo es bastante más diversificado que el español. El Gymnasium oferta una enseñanza académica orientada a que el alumnado prosiga estudios superiores. El alumnado que opta por realizar estudios de carácter técnico o profesional o que sólo pretende terminar estudios de grado medio se escolariza en otro tipo de centro educativo.

[3] Haná, en el idioma checo viene a significar algo así como tierra de campos. Haná es una parte de la región de Moravia donde se cultiva trigo y otros cereales, producto básico en la economía de la región en el primer cuarto del siglo XX. 


Los años de la posguerra (1946-1956)

El final de la II Guerra Mundial marca un nuevo periodo en la historia de la República Checa y, por extensión, en la vida de Beran, el cual iniciará una época de intenso trabajo dentro del esfuerzo colectivo de la reconstrucción del país.

Durante los años de posguerra Beran rebajará su producción artística y, por ende, el número de exposiciones. Dos razones explican este hecho. Posiblemente la causa principal de este descenso en su producción pictórica es que Beran centrará sus esfuerzos en la actividad académica y docente.

Hay, sin embargo, una segunda razón que puede apuntarse en el descenso de la producción artística: durante esa época el "arte oficial", es decir, la corriente dominante dentro del panorama artístico de Checoslovaquia es el realismo socialista con el que Beran no estaba totalmente de acuerdo.

Es cierto que en esta época Beran hizo trabajos donde reflejaba el ambiente industrial de ciudades como Ostrava o la vida en las cooperativas socialistas agrícolas de la campiña checa. Sin embargo, el tratamiento de estos temas es bastante personal y no puede ser ubicado definitivamente en un esquema realista.

Ya se apuntó anteriormente que en los años de posguerra Beran centrará gran parte de sus energías en la actividad docente y universitaria. A continuación se recrea la situación académica de Checoslovaquia al final de la guerra y el papel desempeñado por el pintor en aquellos años.

En el año 1939 los nazis habían cerrado la mayoría de las universidades checoslovacas. Los únicos centros de enseñaza superior que continuaron abiertos estaban vetados a la población checa y eslovaca: sólo los alemanes residentes en Checoslovaquia tenía derecho a asistir a la universidad. Finalizada la guerra, un decreto del gobierno de Beneš de enero de 1946 reabrió la Universidad de Palacký de Olomouc para el pueblo checoslovaco. El encargado de liderar la reactivación de la vida académica en Olomouc es el filósofo J. L. Fischer, que durante la guerra había estado exilado en Holanda.

Aljo Beran formará parte del grupo de intelectuales y académicos elegidos por Fischer para la reconstrucción de la universidad. En ese mismo año Beran gana cátedra de Didáctica del Dibujo en la Facultad de Filosofía, de la que será titular hasta su jubilación en 1972.

Coincidiendo con la reapertura de la Universidad Palackého de Olomouc, Beran recibe el encargo de diseñar su escudo, el cual sigue vigente en toda la documentación oficial de la Universidad. El escudo tiene forma triangular y dentro se encuentra las letras de la institución (UP, Universidad Palackého). Sin embargo, el triángulo es romo en uno de sus vértices, lo que representa el colapso de la vida académica durante el periodo bélico.

Beran fue, además de amigo, estrecho colaborador del J. L. Fischer. Múltiples datos, anécdotas y recuerdos podrían atestiguar esta afirmación. Pero para lo que importa en este escrito, esto es, la producción artística de Beran la relación entre el Rector Fischer y Aljo Beran se refleja en algunos hechos destacables. Uno de ellos es que el pintor recibe el encargo de la institución universitaria para realizar el retrato del Rector Fischer, lienzo que puede ser contemplado en el Aula Magna de la Universidad de Olomouc. Además, Berán realizará el diseño y la portada del manual "Pedagogické stati" (que, podría traducirse como "Artículos de pedagogía"). Finalmente, y ya en un terreno estrictamente personal, Beran también diseñó para Fischer uno de sus exlibris.

Como ya se apuntó, durante los años de la posguerra Beran centra gran parte de sus esfuerzos en la actividad académica. El colapso sufrido por la universidad Checoslovaca hace que, a partir de 1945, sus las aulas se llenaran de estudiantes checoslovacos que habían sido vetados durante una década. El esfuerzo docente tendrá frutos reseñables. Por ejemplo, Agustin (1987) recoge en su catálogo una selección de trabajos que Aljo Beran y algunos de sus destacados alumnos realizaron sobre la obra del poeta Petr Bezruč[1].

A pesar de que el esfuerzo en el magisterio hace que su actividad como pintor se resienta, en esta época Beran realiza algunos trabajos de gran valor social. Recién finalizada la guerra recibe el encargo de realizar el primer sello postal sobre la ciudad de Olomouc. El sello, donde se representa un águila -símbolo de la ciudad- se edita en 1945 y su limitada tirada hace que, a día de hoy, la serie sea reconocida entre los círculos filatélicos de la República Checa.

En 1955 realiza uno de los trabajos que le acarrearán gran prestigio dentro de la escena cultural morava: la obra gráfica para el cuaderno Olomoucké Kašny (Fuentes de Olomouc). Sin contar la ciudad de Berna, las calles de Olomouc albergan posiblemente la mejor colección de fuentes barrocas de toda Europa Central. Este vestigio del poder económico de la ciudad unido a la sensibilidad artística en el siglo XVIII hacen de Olomouc una ciudad singular. Precisamente para preservar y festejar este patrimonio nace el proyecto Olomoucké Kašny. La primera edición, de auténtico valor bibliófilo, tiene formato de gran atlas. Se inicia con una introducción histórica a cargo del Dr. František Dvořák que, además de checo, se edita en cuatro idiomas más: ruso, alemán, inglés y francés. A continuación se presenta la colección de seis láminas encargada a Aljo Beran donde se representan otras tantas fuentes de la ciudad de Olomouc[2].

La actividad académica de Beran y las obras derivadas de su creciente reconocimiento e influencia social -escudo de la universidad, retrato del rector Fischer, los grabados dedicados a las fuentes de Olomouc, etc. son ejemplos de cómo la circunstancias históricas -en este caso la época de reconstrucción del país- se ven reflejadas en su trayectoria profesional.

Sin embargo, como se viene defendiendo a lo largo de este escrito la pintura de Beran es inseparable de su vida privada e íntima. En la década de posguerra hay una serie de obras que son reflejo de los avatares personales de su vida. En 1947 nace Vera Beranová la única hija del pintor.

Este hecho marca un nuevo enfoque para un tema ya tratado en épocas anteriores: la representación de la maternidad. Sin embargo, las madres de estos años nada tienen que las madres aterradas de los años bélicos. Son obras llenas de color, donde cada uno de los detalles relacionados con la maternidad -la lactancia, el cuidado, la educación- se convierten en motivo de fiesta y celebración.

La maternidad en estos años es colorida, nada que ver con la paleta de negros y grises que presidía las madres aterradas de la etapa bélica. Ahora son madres realizadas y protectoras, de mirada limpia y semblante feliz.

Durante estos años es posible seguir el crecimiento de la pequeña Vera, así como la vida familiar y cotidiana a partir de las composiciones realizadas por Berán.


[1] La obra original se edita en checo y su referencia es: Agustin, I. (1987): Bezručovké motivy v díle Aljo Berana a jeho žaků, LSU Opava, Olomouc. (Los motivos de Bezruč en la obra de Aljo Beran y sus alumnos)

[2] Además de la edición original de Olomoucké Kašny se han editado otras tres más:

- Segunda edición año 1958. En este caso la publicación incluye, además de las ilustraciones de Beran, un poemario de Alois Recka.

- Tercera edición año 1969. Los poemas de Alois Recka se traducen al alemán con el título de Olmützer Brunnen. Los dibujos originales de Beran se reemplazan por fotografías de Jarí Kohoutek, y en esta edición Beran se encarga de la tipografía y el maquetado.

- Cuarta edición año 1981. El original Olomoucké Kašny se reedita en un formato más modesto: una carpeta de cartoné que incluye las seis láminas con las fuentes de la primera edición, y donde la introducción en cinco idiomas del Dr. Dvořák se presenta en una separata.

La consagración del pintor (1957-1970)

Finalizada la guerra Checoslovaquia recupera su independencia, aunque las potencias vencedoras acuerdan en Yalta que pase a integrar la órbita soviética. El presidente Beneš regresa de su exilio y convoca las elecciones de 1946 que son ganadas por el Partido Comunista Checoslovaco (PCCh). Beneš comparte el gobierno con el con el PCCh, pero por falta de apoyo renuncia a su cargo en 1948. Entonces el PCCh comienza a aplicar reformas para adherirse a la política estalinista y promulga una nueva constitución. Apoyándose en ésta, fueron declarados ilegales la mayoría de los partidos políticos y los restantes fueron subordinados al PCCh. Se nacionalizaron gran parte de las propiedades e industrias y muchos oponentes políticos fueron encarcelados o ejecutados.

Sin embargo, hacia 1956 la URSS emprende una desmilitarización de la región y suaviza su política. Los presos políticos son liberados y en 1960 se promulga una nueva constitución que convierte a Checoslovaquia en república socialista. Por tanto, desde finales de los 50 y hasta la Primavera de Praga, Checoslovaquia vive unos tiempos de relativa libertad, una libertad, sin duda, más evidente que en otras naciones de la órbita soviética.

El panorama cultural de la nación se reactiva gracias a la financiación estatal de gran cantidad de proyectos, iniciativas y eventos. Las artes y la literatura viven momentos vigorosos. Esta tesis queda avalada por el número de libros editados en este periodo sobre filosofía, arte o narrativa. También se pueden citar como ejemplo de este florecimiento cultural el éxito que las instalaciones de Checoslovaquia obtienen en las Exposiciones Mundiales de Montreal y Bruselas.

Esta fase de gran dinamismo de la vida cultural del país coincide con lo que se puede considerar el periodo de consagración de Aljo Berán. En 1957, para celebrar el 50 cumpleaños del pintor, la galería Krajské de Olomouc organiza una exposición retrospectiva y antológica de su obra.

Beranova (2002) afirma que la exposición de 1957 marca frontera entre dos épocas, un antes y un después, tanto en el plano académico y social, como en la experimentación y las bases teóricas de su pintura.

Con motivo de la mencionada exposición, Beran es reconocido como maestro de las nuevas generaciones de artistas moravas, dinamizador de la vida cultural de Olomouc y dibujante impertérrito de sus calles y rincones. Después de quince años de magisterio su influencia es indiscutible: la ayoría de los jóvenes pintores moravos de la segunda mitad del siglo fueron, son o serán discípulos suyos.

Así mismo, el clima de desarrollo de la vida cultural checoslovaca que se acaba de citar es un vector insoslayable para entender la experimentación de Aljo Beran con la abstracción. La pintura no icónica o no representativa había sido un experimento que barrió la escena pictórica europea y a la que Beran no pudo sustraerse. Una abstracción donde sigue imperando el azul, sin duda, el color más recurrente de su pintura.

En 1960 realiza su obra civil más importante: las vidrieras para la Casa de Correos de Olomouc. Son cuatro vidrieras de 158 x 260 cm. cada una donde están representados símbolos de la comunicación y los correos, así como la inevitable referencia a Olomouc.

En las vidrieras superiores aparecen tres palomas mensajeras, así como el águila de Olomouc y el símbolo de correos. En las vidrieras inferiores se recoge la imagen de un cohete espacial que, a principios de esa década, además de representar la capacidad de superación humana, es el símbolo más radical del progreso en la comunicación. La última vidriera recoge una paloma que porta en un su pico una rama de olivo.

Pese a la deriva hacia la abstracción antes apuntada Beran nunca abandonó la pintura icónica y figurativa: el recurrente tema marino sigue siendo tratado, aunque en este caso cargado de nuevos significados.

A mediados de los años 60 Beran visitará de nuevo costas europeas muy queridas. Viaja otra vez al Báltico y la serie de óleos que produce fruto de aquel viaje los denomina la Costa de la paz. Con ello quería resaltar que aquel mar que años atrás había separado a dos enemigos irreconciliables (Alemania y Polonia) era de nuevo compartido una vez desterrado el fantasma de la guerra.

En estos viajes también regresará a los mismos lugares de Rumania donde había estado treinta antes; y realizará idéntico viaje de reconocimiento a las costas del mar Negro, tanto a Bulgaria como a Rusia.

El objeto de estos viajes era comprobar los cambios producidos en aquellos países después de tres décadas. El resultado fue algo decepcionante ya se topa de bruces con el retraso de Bulgaria y Rumanía, al tiempo que no se le escapan los problemas que ya asaltaban a la Unión Soviética. Quizá por ello, la conclusión más clara de su última visita al Mar Negro es darse cuenta del desarrollo cultural de Checoslovaquia en comparación con sus vecinos. Todo ello le hará valorar las reformas sociales y el clima de relativa libertad que se fue construyendo desde finales de los años 50 en Checoslovaquia.

Seguramente esta convicción tendrá muchos que ver en su oposición a la invasión del Pacto de Varsovia que pondrá fin a la época de la Primavera de Praga y que supondrá su expulsión del PCCh.

Después de la ocupación rusa: la década de los 70

En enero de 1968 Alexander Dubček es nombrado presidente del Partido Comunista de Checoslovaquia (PCCh). Anuncia entonces el advenimiento del socialismo con rostro humano. Aunque hoy pueda considerarse como un tibio intento de democratización y libertad política en Checoslovaquia, las ideas de Dubček pasaban por aumentar la participación popular en la vida política local y nacional; mayor libertad de prensa; y énfasis en la libertad individual e iniciativa personal en los temas económicos. En todo caso el programa de reformas no incluía la legalización de partidos, ni pretendía la segregación del país del bloque de Este. Era, en definitiva, un proceso tenue de democratización y libertad política que permitiría al PPCh seguir manteniendo el poder real.

Sin embargo, el intento reformista apenas duró unos meses y terminó de manera traumática en la mañana del 21 de agosto de 1968 cuando 200000 hombres de tropa y 5000 carros blindados del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia. Las conquistas sociales construidas en la década anterior quedaron paralizadas y las reformas iniciadas por el gobierno de Dubček fueron eliminadas una a una. El país volvió al modelo centralizado con el PCCh como organizador de todos los aspectos políticos y económicos. La mayoría de las personas implicadas en el proyecto reformista perdieron su poder político y fueron perseguidos.

Aljo Beran y su mujer se encontraron dentro este grupo, ya que tras la ocupación rusa fueron expulsados del PCCh. Depurado políticamente es entonces cuando su mirada se vuelve a lo cotidiano. Durante esta época pintará sin descanso su querida ciudad de Olomouc.

Olomouc, ciudad milenaria, monumental y de gran riqueza cultural, está ubicada en el corazón de la región de Moravia y es una de las ciudades más importantes de la República Checa. Su patrimonio artístico y arquitectónico ha sido fuente de inspiración para numerosos maestros a lo largo de la historia de la pintura checa. Wellner, Hoplíček, Lenhart o Pelikán, entre otros, han inmortalizado los rincones de esta ciudad.

Sedlak (1974), en su libro titulado Olomouc en el arte de Aljo Beran, afirma que este autor representa mejor que ningún otro a la generación de pintores nacidos a principios del siglo XX que han dedicado su obra a Olomouc. En la década de los 70 Beran llevaba más de cuarenta años trabajando es dicha ciudad y había participado activamente en la promoción cultural y artística de la misma y, por extensión, de toda la región de Moravia. Por todo ello, concluye Sedlak, Beran puede considerarse uno de los puntales de la historia morava.

Beran pintará series completas de Olomouc: por ejemplo, la monografía de Sedlak, que sólo muestra una pequeña selección antológica de la pintura dedicada a la cuidad, recoge más de medio centenar de obras.

Al pintar Olomouc empleará gran variedad de técnicas: monotipos, obra gráfica, pastel, témpera, grandes oleos... demostrando el dominio de todas ellas.

La obra dedicada a Olomouc refleja todos los crisoles de la ciudad. Algunos cuadros son composiciones panorámicas. Otros muestran su monumentalidad: la catedral gótica, las iglesias y fuentes barrocas, los palacios, el ayuntamiento, etc. Sin embargo, otras pinturas reproducen escenas más cercanas y cotidianas: callejuelas rebosantes de vida, familias en sus descansos dominicales, las fiestas y verbenas de la ciudad y, por supuesto, las sempiternas parejas de enamorados intercambiando caricias bajo la luz de tenues faroles. En estas composiciones no faltará el mar de tejados que veía desde la atalaya de su estudio.

La profusión pictórica en estos años es ingente entre otras razones por el éxito comercial, que le hace estar presente en prácticamente todas las colecciones privadas de Moravia.

Además, los cuadros de esta época también fueron adquiridos por instituciones públicas y privadas, y por algunos museos moravos.

Toda la obra dedicada a Olomouc tienen un único objetivo: resaltar la belleza de la ciudad. Una belleza de la que, como el propio Beran reconoce, es más consciente después de haber viajado por toda Europa y conocido muchos de sus rincones.

Precisamente uno de los últimos viajes de Beran es a España, la cual visita a mediados de los 70. Viaja, como siempre, acompañado de su mujer con el objetivo de pintar el Mediterráneo español. Pintará pequeñas aldeas pesqueras y playas de la Costa Brava.

En dicho viaje también asistió a una corrida de toros en la plaza de Barcelona. Aunque, según la hija del pintor, el espectáculo no fue del agrado de su mujer, Beran quedó impactado con la "fiesta nacional" llegando a realizar dos monotipos sobre el tema.

Uno de ellos se centra en un lance de la lidia, donde cualquier entendido podrá objetar una postura forzada del torero. Sin embargo, el segundo monotipo recoge el colorido y el ambiente de la Monumental de Barcelona abarrotada que fue, sin duda, el aspecto que más impresionó a Beran en su única experiencia en una corrida de toros española.

Durante los años 70 la maternidad vuelve a estar presente en la pintura de Beran, coincidiendo en este caso con el nacimiento de sus dos primeras nietas: Bárbara en 1970 y Alexandra en 1974. Son cuadros de evidente inspiración "fauve": pincelada vigorosa, organización del color en campos independientes, delimitados y arbitrarios, buscando mediante esta estridencia nuevas armonías y sensaciones.

Para entender el tratamiento de la maternidad en esta época es necesario recrear la situación personal del pintor. Después de su depuración política la influencia social de Berán había decaído. Sin embargo, sigue siendo "el viejo profesor", reconocido por sus amigos de siempre, admirado por sus discípulos, con energía para viajar, con un proyecto vital claro y, finalmente es un patriarca, con una mujer bella y brillante y una hija y nietas que lo quieren. Todos son ingredientes de una vida plena y las maternidades de estos años reflejan esta situación. Son obras donde se refleja la celebración y el gozo, inundadas de vida y coloristas. Posiblemente más vitales incluso que el tratamiento de la maternidad que un cuarto de siglo antes abordara coincidiendo con el nacimiento de su hija.

Nuevamente las circunstancias personales -en este caso el crecimiento de su familia- se unen a un proyecto histórico de carácter molar -resaltar la belleza de la ciudad que le acarreó fama y prestigio- para configurar los temas de su pintura. 

Los años 80: reflexiones y recuerdos

La última década en la pintura de Beran bien puede resumirse con los dos sustantivos que se acaban de apuntar.

Es primeramente una época de reflexión madura: el "viejo profesor" recibe premios y reconocimientos, y es invitado a impartir conferencias y lecciones magistrales. En ellas, no sólo diserta sobre las corrientes y técnicas pictóricas, sino que imparte lecciones vitales. Al fin, sus ojos habían contemplado casi todo el siglo XX, con sus barbaries y sus conquistas.

Aprovecha su retiro para pasar grandes temporadas en su casa de verano en Pohorany, un gran caserón alemán en la zona de los Sudetes, donde recrea los temas de siempre: los amantes, los desnudos femeninos, el mar y la campiña checa.

Cuando quería descansar de estos temas enviaba a sus nietas a recoger flores silvestres y pintaba jarrones. Sin embargo, siempre consideró los floreros como un tema menor al que nunca dio excesiva importancia: pintaba jarrones para entretenerse sin ocupar su cabeza; para espantar recuerdos y preocupaciones; era una forma de evasión por lo que nunca sintió que los floreros fueran un tema central o con sentido dentro de su proyecto pictórico.

En 1986 muere su mujer, Vera Kryschkova. Para superar el trance vuelve a trabajar intensamente. Pinta sin descanso sobre los temas pasados.

Pinta de memoria como lo demuestran los autorretratos de un joven pintor.

También vuelve a pintar a su querida Vera en su juventud. Posiblemente sea la Vera Kryschková más bella jamás pintada ya que en estos cuadros la esplendorosa juventud de Vera es captada por un maestro, que une el dominio de la técnica a unos recuerdos intactos.

La última exposición de Aljo Beran, que también puede considerarse su última aparición pública coincidió con el día que se inició la revolución checoslovaca (17 de noviembre de 1989). Fue, como no, una muestra antológica sobre Olomouc, donde el Beran regaló la mitad de los cuadros al Ayuntamiento de la ciudad.

En 1990, a causa de una enfermedad incurable, muere rodeado de los suyos y de sus recuerdos, con la esperanza de volver a escuchar aquellas baladas privadas que su querida Vera le interpretaba en las largas noches del invierno moravo.


Texto: Věra Beranová, Catedrática de Historia del Arte, Universidad de Ústí nad Labem (República Checa)

Traducción al castellano: Alexandra Čadová y Rubén Fernández Alonso 

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